Marcos descubre una entrada secreta en el armario de Alfonso que les conduce al desván. Allí, los chicos hacen un macabro hallazgo; unos ojos conservados en formol. Además encontrarán información, fotos y viejos periódicos que les permitirán atar cabos y reafirmarse en su idea de que algo malo le ha pasado a su viejo profesor. El desván es sólo una puerta que les conducirá a muchas otras entradas.